tu majestad desparrama
En el verdor de tus ramas
y en el rosal sin premura
se desprende la hermosura
con que todo se engalana
En la cresta de las olas
en la salinidad de la mar
hay misterios sin igual
que nos anonada y asombra
es tan genuina la obra
que nos diste en heredad.
El azul del basto cielo
la nitidez de las nubes
el fulgor en que resumes
de lontananza el reflejo
todo nos deja perplejos
y nuestra mente confunde.
Y del fondo de la tierra
de donde brota candente
la lava del volcán hirviente
que atemoriza y aterra
y el simún seco de oriente
que la tarde nos refresca.
Es tanta tu majestad
y tu grata benevolencia
que el discurrir de la ciencia
solo ha podido acertar
que de ti brota sin par
la naturaleza perfecta.
En las aves está presente
la majestad de tu ingenio
pues le dite con su vuelo
la plenitud permanente
para que de oriente a poniente
se remontaran los cielos.
Y de tus obras pequeñas
porque pequeñas parecen
está de las arañas sus redes
y la comunidad de las abejas
sencillas y tan complejas
cuando elaboran sus mieles.
Y qué decir de nosotros
al poblarnos de misterios
pues nos pusiste un cerebro
que hoy nos llena de asombro
neuronas pendientes de todo,
del más mínimo movimiento.
Por eso es que agradecido,
ante ti me postro de hinojos
porque desde que abrí los ojos
no encuentro otros motivos
que estar ante ti rendido
por la majestad de tus logros.
Por eso se bien, natura,
que nuestra vida está en ti
y no debemos permitir
que el hombre necio destruya
lo que con tanta hermosura
nos diste para vivir.
24/02/2017